Internacional, Tuesday 25 de November de 2014

La decisión judicial de dejar libre al policía blanco que en Fergurson mató a un joven negro que se encontraba desarmado desató una ola de protestas que derivaron en disturbios, incendios y disparos de armas de fuego.

Hay 29 detenidos y una indignación popular directamente ligada a la impunidad.

El jefe de policía local habló de "más de 150 disparos" provenientes de los manifestantes y reconoció que por momentos se vieron superados, razón por la cual esta madrugada debió intervenir la Guardia Nacional para lograr tranquilizar los ánimos.

Por su parte, el gobernador de Missouri, Jay Nixon, difundió un comunicado en el que decretó el "estado de emergencia" y anunció un aumento de la dotación policial para controlar los saqueos y disturbios.

Fue tal la magnitud de las protestas populares -extendidas a Nueva York, Chicago, Los Angeles, Washington y Oakland, entre otras grandes ciudades del país- que el presidente Barack Obama se vio obligado a enviar un mensaje pidiendo que la gente se manifieste pacíficamente.

La noticia que se conoció ayer, el mismo día en que un video reveló que otro policía asesinó a tiros a un niño de 12 años que portaba una pistola de juguete en Ohio, elevó la tensión social frente a una creciente violencia racial que se manifiesta de distintos modos.

La decisión del gran jurado de no acusar por falta de pruebas al agente blanco Darren Wilson por haber disparado y matado el pasado 9 de agosto al joven negro Michael Brown desató esta madrugada los violentos disturbios.

En una improvisada rueda de prensa, el jefe local de Policía, Jon Belmar, dijo hoy que los disturbios eran aún más graves que los ocurridos en agosto pasado, aunque se felicitó de que nadie hubiera resultado muerto, según la edición digital del diario local St. Louis Post-Dispatch.

"No quedó nada" entre las avenidas de Florissant oeste y Solway con la carretera Chambers. Estoy francamente desolado", añadió Berlmar al describir el escenario de las protestas.

Belmar explicó que él y el capitán de la Patrulla de Policía estatal Ron Johnson tuvieron suerte no de ser alcanzados, dada la intensidad de los disparos en algunos de los lugares que visitaron durante la noche.

Indicó, en ese sentido, que había escuchado al menos 150 disparos y admitió que los oficiales evitaron situar a agentes en los bloqueos de carreteras por la intensidad del fuego de armas.

Dos coches-patrulla fueron incendiados, según el recuento provisional de daños realizado por el diario local, que añade que además de varios negocios quemados, al menos doce coches de un concesionario sufrieron la misma suerte.

También el minimercado de una estación de servicio próxima fue quemado, agregó el diario.

Sobre las 2 hora local (5 de Argentina) cinco micros con reservistas de la Guardia Nacional llegaron al lugar donde los enfrentamientos eran más intensos, luego de lo cual llegó la calma y la avenida principal de Missouri volvió a ser reabierta al tráfico, informó la agencia de noticias EFE.

Más tarde, la Policía Local informó a través de su cuenta en Twitter de que la avenida principal ya estaba habilitada al tránsito.

Missouri estaba desde la semana pasada bajo máxima alerta, con el FBI y la Guardia Nacional preparados para intervenir si las protestas convocadas para anoche derivaban en graves disturbios.

El estallido de la violencia era precisamente el escenario que habían pedido evitar los familiares de Brown que, a pesar de estar "profundamente decepcionados" por el fallo judicial, dijeron en un comunicado que "responder a la violencia con violencia no es la respuesta".

Las protestas trascendieron Ferguson y se extendieron a Nueva York, Chicago, Los Angeles, Washington, Oakland y otras ciudades, con un tono fundamentalmente pacífico salvo algunos incidentes aislados.

En la capital, más de 300 personas pidieron "justicia" frente a la Casa Blanca, mientras que la Policía activó protocolos especiales por temor a disturbios.

La familia de Brown había solicitado el apartamiento de la causa del fiscal Robert McCulloch, con argumentos absolutamente atendibles: es blanco e hijo de un policía que fue asesinado por un negro.

Además, el jurado estaba compuesto por nueve personas blancas y tres negras.

Tras escuchar la versión de 60 testigos, el gran jurado decidió que no existe "causa probable" para imputar al agente, que el 9 de agosto disparó en repetidas ocasiones al joven de 18 años, desarmado, en circunstancias por esclarecer.

Los cargos que podría haber enfrentado Wilson abarcaban desde un máximo de 4 años de cárcel por homicidio involuntario a cadena perpetua o pena de muerte por asesinato en primer grado.