Nacional, Tuesday 31 de May de 2016

Jonathan Luna, el único detenido por el crimen, se negó a declarar ante el fiscal y seguirá detenido. El 95% de los 1.700 contactos de Facebook del acusado son niñas de la edad de Micaela.

El único acusado del crimen de Micaela Ortega, la niña de 12 años encontrada asesinada el sábado en un descampado cercano a la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, se negó a declarar ante la Justicia y seguirá detenido, mientras que los investigadores estiman que tenía en la mira unas 1.600 potenciales víctimas de la misma edad.

Se trata de Jonathan Luna (26), quien esta tarde fue indagado por el fiscal de la causa, Rodolfo De Lucía, por el delito de “homicidio criminis causa, con alevosía y femicidio”, tras lo cual, quedó alojado en el Unidad Penal 19 de la localidad Saavedra, a unos 120 kilómetros de dicha ciudad del sur bonaerense.

Fuentes judiciales informaron a Télam que el acusado, asistido por el defensor oficial Sebastián Cuevas, se negó a declarar ante el fiscal De Lucía y seguirá detenido mientras se resuelve su situación procesal.

Más temprano, el fiscal De Lucía destacó entre las pruebas reunidas para imputar a Luna los datos surgidos de la red social Facebook, en la que el acusado tenía “cinco perfiles” con identidades falsas y a través de uno de ellos contactó a Micaela y “le hizo creer que hablaba con una chica”.

Según este instructor judicial, Luna y la víctima tenían contacto por esa red social “desde febrero” y detalló que el acusado en una de sus cuentas “tenía 1.700 contactos, de los cuáles un 95 por ciento son chicas de la edad de Micaela”.

Estas precisiones fueron volcadas al expediente durante los 35 días en que se buscó a Micaela con vida a partir de un informe aportado por The National Center for Missing & Exploited Children, de los Estados Unidos, un organismo que trabaja contra la pedofilia y la búsqueda y explotación de niños que detectó mediante Facebook que la víctima podría tener alguna vinculación con Luna.

A esto se sumó, entre otros elementos, el testimonio de María Espinoza (55), de nacionalidad chilena y quien convivía con el acusado en una precaria vivienda en el barrio Saladero de la localidad de Ingeniero White, la cual fue incendiada ayer por un grupo de vecinos indignados tras conocerse la detención del acusado.

Esta mujer reconoció a Luna en las imágenes captadas por una cámara de seguridad en las que se observó a Micaela por las calles de Bahía Blanca acompañada de un hombre el 23 del mes pasado, cuando desapareció, indicaron los voceros judiciales.

“Yo lo identifiqué por las cámaras la primera vez que lo vi. Lo identifiqué y le dije si era él, me dijo que no y que cerrara el orto sino me iba a cagar matando porque era muy violento”, relató Espinoza en una entrevista con el portal local La Brújula 24.com.

Además, esta mujer indicó que Luna “conquistaba chicas por Facebook” y que ése era el motivo de las peleas que mantenían como pareja.

Por su parte, Luna se encontraba prófugo desde diciembre de 2014 tras haber violado una salida transitoria del Establecimiento Ejecución Penal 2 de la ciudad rionegrina General Roca, donde cumplía una condena de cinco años y dos meses de prisión por “robo calificado”.

Fuentes judiciales de Río Negro indicaron hoy que un informe psicológico, realizado hace dos años para evaluar si Luna estaba en condiciones de acceder a las salidas transitorias, estableció que el detenido había “demostrado ser merecedor de la confianza en él depositada”, a pesar de lo cual al día siguiente de salir del penal se convirtió en prófugo.

En tanto, los restos de Micaela fueron inhumados esta tarde, bajo una intensa lluvia y entre aplausos y pedidos de justicia por medio centenar de personas, en el cementerio municipal de Bahía Blanca, ubicado en calles Fragata Sarmiento y Pringles.

Micaela desapareció el 23 de abril cuando salió de su casa de Bahía Blanca, tras lo cual, comenzó una intensa búsqueda de parte de fuerzas de seguridad, al tiempo que se realizaron varias para reclamar por su aparición con vida.

En un primer momento, las sospechas apuntaron a que la niña había sido captada por una red de trata hasta que las pruebas apuntaron hacia Luna, quien la noche del sábado se quebró ante los investigadores que allanaron su casa y detalló dónde estaba el cadáver de Micaela.

El cuerpo fue hallado en un descampado cercano a la ruta nacional 3, a la altura de la localidad de General Daniel Cerri, lindante a Bahía Blanca y a Ingeniero White, donde residía Luna.

Según la autopsia, la niña sufrió golpes de puño en la cabeza y murió asfixiada por estrangulamiento mecánico con una remera, el mismo día en que desapareció.

Los médicos forenses levantaron del cadáver una serie de muestras que serán sometidas a peritajes complementarios para determinar si la niña sufrió un abuso sexual.

Mientras que en la casa del acusado se encontraron pertenencias de la víctima, como su celular, una campera y una “planchita” para el cabello.

Luego del hallazgo del cadáver, centenares de vecinos volvieron a marchar por las calles céntricas de Bahía Blanca en reclamo de Justicia.