Internacional, Thursday 20 de July de 2017

El 20 de julio de 1969, el astronauta americano Neil Armstrong saltó de la escalerilla de su nave al suelo lunar. Fue un pequeño paso para él, pero un paso de gigante para la humanidad, como él mismo dijo entonces.

Ahora hace 48 años, fue el evento más visto del mundo en televisión: 600 millones de personas lo vieron, una quinta parte de la población entonces. El montaje de la retransmisión tuvo su dificultad, con tres antenas de 26 metros repartidas en Australia, California y ¡Madrid! (Fresnedillas de la Oliva). Y el peso notable de la cámara a bordo, que algunos científicos de la NASA pensaban podía aprovecharse para otras cosas.

Pero no sólo había que llegar a La Luna: había que darlo a conocer. Para el público americano, porque buena parte de sus impuestos se iba en ese proyecto. Para la Unión Soviética fue la bofetada en respuesta a anteriores éxitos de los rusos frente a los americanos. Y para el resto del mundo, un mensaje claro de superioridad técnica y de liderazgo.

Sin embargo, todavía hoy hay muchas personas con la creencia de que todo fue una mentira. Existen varias “teorías conspiratorias” afirmando que la retransmisión se hizo desde un estudio en suelo terrestre. No creas que son cuatro locos: algunas encuestas recientes revelan que hasta el 20 por ciento de americanos, 25% de británicos o 28% de rusos piensan que pudo ser un montaje. Recordemos cómo fue realmente la misión y por qué sabemos que ocurrió de verdad.

Proyecto Apolo

John F Kennedy afirmó en su famoso discurso en Texas “elegimos ir a la Luna en esta década”. Fue en 1962 pero el proyecto estaba en marcha desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La mayoría de científicos alemanes responsables de los primeros misiles, las bombas volantes V2 que cayeron sobre Londres, se entregaron a los americanos huyendo de los rusos. Liderados por Werner Von Braun, se unieron a científicos locales en el segundo gran proyecto del país para lograr una superioridad técnica mundial (las bombas nucleares eran el primero).

48 años Apolo 11

Los rusos, con tecnología propia, iban ganando la llamada carrera espacial en sus inicios. Lanzaron el primer satélite en órbita y llevaron al primer humano al espacio. Pero alcanzar la Luna, el siguiente objetivo, no podía escapar a Estados Unidos y por eso se le dedicó al proyecto una cantidad ingente de recursos. Se calculan unos 100.000 millones de dólares actuales en diez años. El siguiente más caro fue el Transbordador, que costó el doble… pero a lo largo de cuarenta años.

Una misión compleja

Para llegar a la Luna la NASA construyó el que sigue siendo el mayor cohete, el lanzador Saturno V de 110 metros de alto. Llevaba dos naves en su punta: el “módulo de mando” y el “módulo lunar”. El primero era la nave habitable para el viaje de ida y la única que volvería a La Tierra. El segundo sólo se usaría para alunizar, y despegar para volver a encontrarse con la primera, esperando en órbita lunar. No necesitaba ser aerodinámica, ni siquiera resistir su peso terrestre sobre sus patas (la gravedad lunar es la sexta parte). El motivo de “partir” la misión en dos naves y varios módulos fue para minimizar el peso al despegue, aunque complicaba un poco el proyecto.

¿Cómo se hizo? El Saturno V ponía en órbita terrestre esas dos naves, que luego se aceleraban con la última fase para salir de la órbita terrestre hacia la Luna (a 300.000 km). La nave principal (donde siempre iban los tres astronautas) se despegaba de esa última fase, daba la vuelta y se acoplaba al módulo lunar para seguir viaje  juntos. Al llegar allí entraban en órbita, y el módulo lunar se despegaba con dos astronautas para alunizar. Después, dejaba la parte inferior para despegar y entrar de nuevo en órbita lunar, donde se acoplaba con el módulo de mando y el tercer astronauta a bordo. Esta nave aceleraba para dejar la órbita lunar y volver a La Tierra. Una vez en órbita terrestre, la cápsula de mando abandona el resto de nave y efectúa la reentrada atmosférica, antes de amerizar.

Seis visitas, doce astronautas

La última misión Apolo fue la 17, en diciembre de 1972, pero no todas llegaron a la Luna. Progresivamente cada misión añadía nuevas pruebas y retos hasta el objetivo final. Empezaron muy mal: el Apolo 1 sufrió un incendio durante un entrenamiento en la base y sus tres astronautas fallecieron. Después hubo varias misiones: algunas sin tripulantes, otras con ellos orbitando la Tierra, y por fin las Apolo 8 y 10 llegaron hasta la Luna, volviendo sin tocarla. Como es sabido, el Apolo 11 sí alunizó en julio de 1969. Después, todas lo hicieron… menos el Apolo 13, que como también es conocido “tuvo un problema” y fue casi un milagro que volviera a la tierra con sus tres astronautas a salvo.

En total, pues, fueron seis misiones completadas y doce astronautas los que pisaron el suelo lunar. Son los únicos humanos que han sentido la gravedad de un cuerpo distinto a La Tierra, los únicos en andar sobre otro cuerpo celeste. Incluso, en las misiones Apolo 15, 16 y 17, también condujeron un “coche” sobre la superficie lunar. ¿O no lo hicieron y fue todo un gran engaño?

Teorías de la conspiración

Siempre hay quien duda de todo, quien no se cree nada de lo que ve publicado o en las noticias. Sí es cierto que algunas informaciones a veces no nos llegan con toda la verdad, o no nos llegan. Pero algunas cosas están más que comprobadas, y las misiones Apolo son de estas. Aquellos que empiezan dudando de que con la tecnología disponible en los años 1960 se pudiera lograr esto, un recordatorio. También entonces había aviones de pasajeros que volaban de París a Nueva York en tres horas y media, y mucha gente los usó (no iban hiptonizados). El Concorde voló por primera vez en 1969 precisamente: ¿dónde están los aviones “modernos” que tardan menos que eso? Otro asunto es que, aunque tarden más del doble, consuman menos combustible y hagan menos ruido.

El origen de la mayoría de teorías de conspiración viene de Estados Unidos, a partir del caso Watergate y la Guerra de Vietnam. Que el mismo Presidente se viera obligado a dimitir por mentir después de una investigación periodística, cambió las cosas. Y sí, la tecnología era primitiva, sobre todo a nivel informático, pero fue suficiente y les añade mucho mérito.

Irrefutable

Quienes afirman que es falso, lo hacen desde diferentes puntos de vista y aportando diferentes “pruebas”. Todas han sido refutadas, mientras que la versión oficial de lo que pasó es una y sólo una, con pruebas y testimonios que la confirman. No son sólo los doce astronautas que pisaron la Luna. Se calcula que en todo el proyecto Apolo participaron hasta 400.000 personas durante una década. Es más difícil poner de acuerdo a toda esa gente que llegar a la Luna… Además alguien habría hablado a estas alturas de ser todo falso.

Algunos dicen que las imágenes de la NASA están trucadas. Pero un estudio pormenorizado foto a foto va mostrando que no es así. O preguntan cómo se tomó la imagen de Armstrong bajando de la nave para la famosa pisada. La cámara estaba en la nave y Armstrong desplegó su brazo antes de bajar. Y así hay explicación para muchas “preguntas” o acusaciones relacionadas con diferentes facetas de la misión.

Para hacer frente a estas y otras acusaciones, de hecho, la propia NASA emitió un informe en junio de 1977. En la exhaustiva lista entre otras cosas se citan las muestras de rocas lunares, que análisis independientes confirman no pueden ser terrestres (son más viejas). Este informe se revivió en 2001. Más recientes (2008) son las fotos de la nave japonesa Selene: en su órbita lunar fotografió restos de las naves Apolo. También lo hizo una nave india en 2009, y una china en 2010. La Luna está lejos, pero poco a poco esas teorías de la conspiración quedan desmontadas.