Nacional, Thursday 14 de December de 2017

Pablo Kukoc y Joe Wolek corrieron suertes dispares el martes pasado. Uno murió y el otro se estabilizó.

El ladrón de 18 años que atacó de 10 puñaladas a un fotógrafo estadounidense para robarle su cámara de fotos en La Boca falleció luego de cruzarse con un policía que le disparó un tiro en el abdomen al escuchar el pedido de auxilio del turista.

Pablo Kukoc tenía pensado irse a San Bernardo para pasar el fin de semana largo. Su padrino le había regalado el pasaje como regalo de cumpleaños y diez horas antes de que saliera el micro salió a ganarse unos pesos de forma indebida.

El fotógrafo Joe Wolek se encontraba en La Boca tomando fotos. La mañana del viernes 8 de diciembre lo encontró solo a las 8:30 de la mañana en la esquina de las calles Olavarría y Garibaldi, a tres cuadras de la casa de Kukoc. El joven, junto con un amigo, abordaron al estadounidense para robarle y le asestaron diez puñaladas entre la cara, el cuello y el pecho.

Los gritos de auxilio de la víctima llamaron la atención de Luis Oscar Chocobar, un agente de la Policía Local de Avellaneda que se encontraba vestido de civil en el momento del asalto y que escuchó el pedido de auxilio de Wolek. El oficial corrió durante tres cuadras al joven de 18 años y le disparó un tiro en el abdomen luego de que el asaltante amagara a sacar un arma, como él declaró.

Kukoc y Wolek fueron trasladados al hospital Argerich, donde fueron intervenidos por la gravedad de las heridas que habían recibido. El turista se recuperó de milagro de sus heridas el martes pasado y se reencontró con su familia, que viajó desde Estados Unidos para visitarlo.

“Joe está vivo por la manera en que actuaron los médicos y el policía que lo ayudó y avisó que estaba herido”, dijo Elena, su mujer, quien consideró que su marido se salvó de “milagro”.

Kukoc no corrió con la misma suerte y murió. El mismo día que el estadounidense se estabilizó, el joven de 18 años perdió la vida. Según los médicos que recibieron al asaltante en la guardia su estado era “gravísimo”. La bala le atravezó el abdomen y afectó el hígado, el intestino delgado y el colon. Además, tuvo una fractura en el fémur.

A Kukoc le faltaba un año para terminar el colegio y estaba preparándose para rendir algunas materias que debía. Era hincha de River y en sus redes sociales se mostraba como un joven de familia y sus amigos. Sin embargo, su entorno no era tan sano como sus cuentas lo hacían ver. La Policía encontró una faca tumbera y un abrecartas en su casa. También secuestraron cien dólares, cuatro celulares, un pantalón largo y una campera oscura similares a las que se vieron en las imágenes de las cámaras de seguridad en el momento del ataque.