Corrientes, Thursday 22 de March de 2018

Organizado por el Instituto de Cultura y el Museo de Bellas Artes este viernes, a las 20, se proyectará la película “La lección del piano”. Esta proyección se realiza en el marco de la muestra "Sólo mujeres.

El retrato femenino en las colecciones del Museo". La entrada es totalmente gratuita.

Esta película "La lección de piano"’ es drama neozelandés, de coproducción australiana y francesa, con un buen plantel de actores internacionales, es un relato oscuro de una tragedia amorosa con una fortísima protagonista y dirigida desde la óptica femenina. Una película clásica en su forma pero que revela un fortísimo carácter subversivo que, muy probablemente, fue lo que le valió una avalancha de premios.

El viernes último con la sala colmada se había proyectado la película Jackie, el ciclo había comenzado el viernes 9 con la película Artemisia.  Este mes las películas están dedicadas a las mujeres y cuenta con buena repercusión y acompañamiento del público.

En “La lección de piano”, una joven escocesa con un pasado emocional traumático que la dejó sin habla es prometida en matrimonio en contra de su voluntad con un terrateniente neozelandés. Con su hija cogida de una mano y su inseparable piano de la otra, esta pasional música de profesión desembarca en costa extraña ante la mirada de un rudo grupo de maoríes. Estamos en el siglo XIX y Jane Campion sentencia con voz alta y clara una de las tragedias más dramáticas de nuestro cine contemporáneo, que la consolidaría como firme candidata a permanecer en el firmamento cinematográfico.

Una magnífica Holly Hunter daba vida a esta pianista atormentada en una de las pocas interpretaciones merecedoras de tan importantes galardones como el Oscar o el Globo de Oro, sin haber mencionado una sola palabra. La por aquel entonces jovencísima Anna Paquin –hoy archiconocida por su papel como Sookie Stackhouse en ‘True Blood’-, por cuya muy carismática actuación hoy conserva un Oscar en su estantería, encarna a la hija de la pianista, ángel y demonio en esta relación tormentosa; mientras que un ardiente Harvey Keitel cierra el círculo dramático.

Abriendo con un gran crescendo orquestal, la exquisita y famosa música del compositor minimalista Michael Nyman acompañará toda la obra de forma incisiva en una suerte de leit motiv muy de moda entonces como recurso. Basada en unos diálogos dramáticamente elocuentes, la sensualidad de los noventa nos arrastra entre épicos paisajes y tórridas pasiones, dentro una narrativa lineal de grandes gestos y símbolos. Una estructura tradicional para contar un relato de grandes proporciones.