La posición del cura villero, Luis Sanjines, llamó la atención entre la comunidad salteña, al pedir leyes más duras para los delincuentes.

El religioso trabaja, vive y administra la Parroquia Villa Primavera en San Pedro Apóstol, donde trabaja con adictos y personas en situación de calle. Sin embargo, al convertirse su iglesia en víctima de reiterados delitos, reclama un mejor sistema judicial.

"A mí no me gusta hablar de mano dura, más bien de justicia. Hay un hecho concreto, probado, donde hay un delito, pero el sistema al cual uno recurre no termina de resolver el conflicto, sino que parece que lo favorece", planteó el párroco.

Además sostuvo que, "cuando un delincuente ve lo que pasa, siguen cometiendo delitos".

"Es ser la voz de tanta gente que llega llorando por esta situación. Más allá de la presencia policial, hubo muchas manifestaciones pidiendo seguridad", expresó.

Sanjines cuestionó que "más allá de que los detienen, a los pocos días los ladrones andan sueltos y siguen delinquiendo" y señaló que su reclamo es compartido con la gente.

"Constantemente uno se acerca, escucha, sale a las calles y es lo que se lleva siempre de la gente: la indignación, la impotencia frente a estas situaciones", reveló.

El párroco sostuvo que a las personas que han caído ante problemas judiciales "hay que ayudarlos con un proyecto lindo de comunidad", pero remarcó que "este trabajo tiene que ser acompañado por una legislación que proteja a la sociedad".

"Nosotros advertimos de manera plena el conflicto. No sólo pensamos en la gente que sufre, sino en los mismos jóvenes que son manipulados a través de la droga que crea una especie de esclavitud y los obligan a delinquir", aseguró.

Entre las actividades que ofrece su iglesia existe un taller de herrería que levantó con una herencia que recibió de su papá.

"Comenzó el proyecto en mi comunidad. Yo esperaba más recepción de los jóvenes, pero lo llamativo fue que hubo gente no tan joven y muchas mujeres que se sumaron a aprender el oficio", contó.

Los datos revelan que Salta es la provincia más insegura del NOA y del NEA, según las estadísticas criminales de la República Argentina, y lidera el ránking de delitos nacionales. Según la encuesta nacional de victimización del Indec, que ubica a la provincia por encima de la media nacional, y el municipio donde más robos se producen es en la capital, seguido por Orán.