En una nueva edición de The World's 50 Best Restaurants, el concurso que premia a los mejores restaurantes del mundo, el restaurant Mirazul del platense Mauro Colagreco alcanzó el tercer puesto.

El año pasado el establecimiento de la Costa Azul había quedado en el cuarto lugar. Este año subió un peldaño y comparte el podio con los españoles de El Celler de Can Roca en segundo lugar y la creación del italiano Massimo Botura, Osteria Francescana en la cima de la lista.

Nacido en 2006 y emplazado en el pueblo francés de Menton, Mirazur es la creación internacional de Colagreco. Entre las montañas y al costado del Mediterráneo. Con menús que van entre los 70 y los 120 euros, el restaurant ofrece en su mayoría productos de mar y vegetales, provenientes de la huerta del restaurante. En Buenos Aires y en La Plata, Colagreco ofrece, a través de Carne, sabrosas hamburguesas con estilo casero.

El Celler de Can Roca ofrece la más alta gastronomía tradicional catalana. Con una capacidad de 80 personas y dirigido por los hermanos Roca viene cosechando premios desde hace más de 15 años. La carta tiene un profundo respeto a los orígenes catalanes de los tres hermanos, que se mueven en una cocina entre de técnicas académicas y la innovación de amateurs.

Osteria Francescana está ubicado en Módena, al norte de Italia y sólo tiene 12 mesas. La oferta es una reinterpretación moderna de los platos tradicionales de la cocina italiana, la que definen como “contemporánea y tradicional a la vez”. Entre los ingredientes hay pescados, arroces, vegetales y demás productos de la zona. Bottura aplica un enfoque experimental y vanguardista que hace que todas sus creaciones se vuelvan obras de arte.

Además, dos restaurantes argentinos quedaron entre los 100: la parrilla Don Julio y, el restaurant de German Martitegui, Tegui. Don Julio es la parrilla más admirada por los chefs locales. No hay conocedor que no la haya visitado. En Palermo, Don Julio ofrece cortes tradicionales de la clásica parrilla, en un ambiente distendido y un servicio clásico en el que desfilan turistas y locales en cantidades excesivas. Tegui ofrece creaciones de autor, su dueño aporta la distinción en platos de alma tradicional pero cuerpo moderno.