Internacional, Saturday 18 de August de 2018
 

Es el día del luto en Génova, una ciudad paralizada y herida. Un luto colectivo también en Italia. Bajo un sentimiento generalizado de rabia y dolor se ha celebrado el funeral de Estado en el inmenso pabellón Jean Nouvel de la Feria de la capital de Liguria. 

Solo había 19 féretros, menos de la mitad de las 41 víctimas ya identificadas de la catástrofe del puente Morandi. Las tres últimas víctimas fueron encontradas anoche un coche aplastado bajo un bloque de cemento, en el que viajaba toda la familia: Los padres Cristian y Dawna, y su hija Kristal, de 9 años.

La mayor parte de los familiares de las víctimas ha rechazado participar en estas exequias. Han protagonizado una especie de revuelta, prefiriendo hacer funerales privados en sus ciudades de origen, «para evitar la farsa de la pasarela de los políticos», según han expresado varias familias. Ha sido un rechazo más que motivado y justificado por la opinión pública, que desde el martes está asistiendo a infinidad de polémicas y batallas políticas.

Los bomberos, héroes

Al menos durante la ceremonia fúnebre se ha impuesto la seriedad y se ha hecho el silencio, en respeto a las víctimas, las únicas inocentes en esta tragedia que recordará siempre el país. Especialmente emocionante ha sido el largo y conmovedor aplauso que ha recibido un grupo de bomberos por parte del público que asistió al funeral, puesto en pie y muchos en lágrimas alzando los brazos al cielo, para agradecerles el trabajo extenuante que están haciendo desde el martes bajo el puente Morandi.

 

Los bomberos, vistos como héroes, también emocionados, han pasado delante de los féretros, tocándolos como en un cariñoso gesto de saludo y despedida. El ataúd más pequeño, blanco y cubierto de rosas amarillas, es el del pequeño Samuel Rabbiati, situado entre los féretros del padre, Roberto, y su madre Ersilia. Igualmente ante el altar están también los ataúdes con cuatro franceses, dos albaneses, un colombiano y dos chilenos envueltos en la bandera de Chile.

«La justicia es imprescindible»

Presidido por el presidente de la República, Sergio Mattarella, que fue aplaudido al abrazar a los familiares, y con asistencia de las más altas autoridades del Estado, ha oficiado la solemne ceremonia fúnebre el arzobispo de Génova, cardenal Bagnasco. «La justicia es imprescindible, aunque nada puede cancelar y restituir», ha dicho Bagnasco, subrayando que «Génova ha sido golpeada en el corazón, pero no se rinde». Al final del rito católico, la comunidad islámica ha rezado, «en nombre del Dios único», por dos musulmanes víctimas de la catástrofe.

Se excava por un desaparecido

Durante la ceremonia los bomberos han continuado excavando, porque aún hay un desaparecido. Se trata de Mirko Vicini, 30 años, que trabajaba en un local bajo el puente. Su madre, Paola, vive y duerme desde el martes junto a los escombros. «De aquí no me voy hasta que no encuentren a mi Mirko», dice Paola. Vive a dos pasos del puente, pero en ningún momento ha regresado a su casa. La Cruz Roja ha puesto a su disposición una roulotte: «Quiero esperar aquí para ver a mi hijo cuando lo saquen de los escombros».

Casi hora y media ha durado el funeral. Ahora queda un largo camino para apagar la rabia, cerrar la herida y evitar el riesgo de que el país se rompa en parte como el puente, porque esta tragedia está produciendo en Italia durísimas polémicas que han creado una profunda división.

Fuente.www.abc.es