Nacional, Monday 30 de August de 2021
Hablar hoy de juventud en singular borra las marcas identitarias y plurales que las juventudes engloban. Los gobiernos deben acompañar esta transformación y tomar la decisión de cambiar las áreas denominadas juventud a juventudes.
La sociedad que habitamos en la actualidad es compleja, en ella coexisten identidades, paradigmas y conflictos diversos. Pero, además de compleja, esta sociedad tiene profundos rasgos transformadores, que vienen de una vez y para siempre a romper con viejas ideas homogeneizantes y normalizadoras. En estas transformaciones, las juventudes somos protagonistas e impulsoras de un cambio de paradigma.
Hoy en día, reconocemos que existen múltiples formas de SER y que todas ellas deben ser aceptadas, reconocidas y validadas.
Por eso, creemos que hablar de juventud queda acotado, chico, sectario y minoritario; no porque la palabra juventud esté mal, sino porque, hoy, debemos pensarnos desde las juventudes. Hablar de juventud en singular borra, en algún punto, las marcas identitarias y plurales que las juventudes engloban, los diversos modos de habitar esas juventudes. En este sentido, es necesario que no sólo modifiquemos nuestro léxico y la forma de dirigirnos hacia las, los y les jóvenes, sino que también los gobiernos acompañen esta transformación y tomen la decisión política de cambiar las áreas denominadas juventud a juventudes.
Claramente estos cambios se deben dar en aquellas jurisdicciones donde estén creadas dichas carteras, porque aún hay municipios que ni siquiera cuentan con un área de juventudes. En otros municipios, se han creado secretarías, subsecretarías, direcciones, coordinaciones, ejes o programas, pero no un área que centralice la construcción de políticas públicas tendientes a ampliar derechos para las juventudes. Lo grave de esto es que un estado que no crea y jerarquiza las áreas de juventudes queda afuera de toda construcción de este tipo de políticas públicas, no acompaña las transformaciones que los, las y les jóvenes impulsan dentro de la sociedad y no escucha sus voces, sus ideas y propuestas.
Por eso, creemos que, si bien en todas las áreas gubernamentales (educación, salud cultura, géneros, trabajo, entre otras) se deben pensar acciones y programas enfocados en las, los y les jóvenes. Cada gobierno local, provincial y nacional debe contar con un área de juventudes fuerte, con políticas públicas y presupuesto propio que articule con el resto de los sectores y actores sociales.
En La Matanza sucede algo que realmente es transformador. Primero, la cartera que representa a las juventudes se encuentra en el primer nivel de la gestión y hoy es una secretaría, con políticas propias y con un gran enfoque que busca la ampliación de derechos. Siguiendo el camino de pensar un municipio amplio, diverso y con perspectiva de géneros, el intendente Fernando Espinoza decide cambiar el nombre de la Secretaría de Juventud a Secretaría de JUVENTUDES.
Luego, otros gobiernos locales replicaron dicha decisión, como el Municipio de Berazategui en el que el Intendente Juan Jose Mussi jerarquiza el área de juventud, cambiando la dirección de juventud por la Subsecretaría de Juventudes a cargo de la colega Jennifer Noro; o el caso de la provincia de Tierra del Fuego que cambia el nombre de la Subsecretaría de Juventud por Subsecretaría de Juventudes, a cargo de Federico Velázquez por decisión política del Gobernador Gustavo Melella.
Queremos más ejemplos de gobiernos que tomen la posta de poner en agenda las políticas públicas que sean necesarias para el desarrollo de las juventudes, que las, los y les jóvenes se organicen para pelear el espacio que nos merecemos e invitar a las intendentas, intendentes, gobernadores y gobernadoras en poner a las juventudes en un rol protagónico. ¡Las juventudes somos presente y futuro!
Secretario de Juventudes del Municipio de La Matanza